Pues eso, la cosa se está poniendo muy chunga para los que
trabajamos en este oficio y aficionados. Si ya hay problemas con la ley de “seguridad
ciudadana” (entre comillas la pongo, puesto que más de Ley mordaza, que de
seguridad ciudadana…), el gobierno ha aprobado la ley de “seguridad privada”.
Esta ley, lo que hace, es dar poderes a los de seguridad
privada de identificar, cachear y
detener personas. Vamos, que si ya estaban subiditos antes de tener estos
poderes, ahora… A ver quién les tose. Es como dar una escopeta a un mono.
No quiero generalizar, pero por experiencias personales,
todos los seguratas que me he topado son, como decirlo finamente… cortos de
miras con un falso ego que les proporciona un uniforme. Porque seamos serios, a
ver, como se le pueden dar esos poderes a unos personajes que no pudieron
entrar a la policía por diversas cuestiones (véase suspenso en la partes teóricas-practicas,
preparación física, examen psicotécnico…) y se presenten a una empresa privada
que con un cursillo de un mes (o dos) ya le dan un uniforme y una porra, y
encima le sumamos esto que solo lo podían hacer personas capacitadas (bueno, algún
energúmeno también hay, todo hay que decirlo) con dos años de entrenamiento…
Vamos, de locos. Así que ahora vamos a ver a unos “policías frustrados” sacando
más pecho todavía si cabe. Normal que los sindicatos de la policía y guardia
civil están que trinan…
Como he dicho antes, de todo hay, pero no es lo general… Me
acuerdo una vez en el metro de Madrid, el cual estaba haciendo unas fotos, pero
esto de cachondeo, de recuerdo, y viene el tipo de seguridad a decirme que no
se pueden sacar fotos de muy malas maneras, y no solo con eso, me quería requisar
la cámara. Si me hubiera venido de buenas y con amabilidad, un servidor hubiera
respondido igual y explicado que si se puede mediante una circular del metro de
Madrid el cual dice que solo hay que pedir permiso especial si se va poner trípode
y el uso va ser comercial. Pero como me vinieron malas maneras, pos nada, como
Clint en el “sargento de hierro”, sus huevos contra los míos, y perdió. Recuerdo
otra, muy buena también, cuando se celebró el aniversario del primer tren en mi
ciudad, el cual evento tenía que hacer
fotos, y el día anterior a la salida, me acerque a la estación para hablar con
el jefe de explotación, el cual me dio permiso y un chaleco reflectante para
andar por las vías. Pues estaba yo haciendo mi trabajo y un energúmeno (y bien
llamado así), vestido de paisano y con un chaleco de reflectante de la empresa
de seguridad, me amenazo directamente con cogerme llevarme a la garita de seguridad
y pedirme la documentación (si esto hubiera pasado hoy, si lo podría haber
hecho, fijaros bien a manos de quien nos ha dejado el gobierno) y se me caería el
pelo si no me iba a la voz de ya de ahí. Flipando me dejo. Después de recuperarme
de la perplejidad, y como al de Madrid, sus huevos contra los míos, y perdió.
Le comente que si quería, que me llevase a la garita y me retenga, que mientras llamo
al jefe de explotación el cual me dio permiso para estar aquí y sacar fotos y luego llamo a verdaderos policías para denunciarle
por retención ilegal, a ver a quien se le caía el pelo. Luego todo fueron
disculpas y sonrisas por su parte, y más cuando más tarde me vio en la estación
hablando con el jefe de explotación, un
maquinista y dos compañeros míos de profesión para subirnos en una maquina e ir
por una vía de apoyo parar alela al del tren para sacar fotos.
Lo dicho, hay la que nos espera, esto cada día se está
poniendo más chungo para ejercer, que Dior nos pille confesados…
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