lunes, 31 de diciembre de 2012

La penultima del año (nunca hay que decir la ultima)

El año de nuestro señor 2012 sale por la puerta…




Fotográficamente, puedo decir que este año que sale he hecho tres o cuatro fotos buenas y que he llenado mi archivo fotográfico con dos discos duros de 1Tb cada uno… Ya veréis cuando me toque ordenar todas, que pereza me da solo de pensarlo. Personalmente… Puedo decir que tengo trabajo, que hoy en día ya es suficiente. El resto, qué más da, pero puedo decir que quiero… Y que este año que entra, dejo de fumar y voy hacer vida sana… “Sus” deseo que se cumplan todos vuestros sueños, proposiciones et anhelos en este año que entra. Nos vemos por aquí



Pd: Para “los cabrones” (pero con cariño) de mi curro, si leen este blog, sí, hay mensaje subliminal (o nominal).
(Fotos realizadas por el autor del blog. Todos los derechos reservados)

domingo, 30 de diciembre de 2012

Vamonos de paseo Afotografico (II)



Como ya dije en la primera entrada de este blog, hay dos sitios en los que me gusta perderme, y hoy, toca el primero que mencione: Pancorbo.




Pancorbo es un pueblo que se sitúa en pleno desfiladero que lleva su nombre. Y Voy a dar un poco de datos históricos (que este pueblo tiene muchos) para situarnos un poco… Se hace mención entre los años 882 y 883 en el Cronicón de Albelda. En el monasterio de San Millán de la Cogolla aparece un documento fechado en el año 957 que explica la etimología del nombre de esta villa. Era un enclave importante en la edad media y contaba con el castillo de Santa Marta (poco queda de él) y fue considerado “las puertas de Castilla”. En el año 1147, el rey Alfonso VII le concede a Pancorbo fueros. En el año 1463, fue una de las cinco villas de la “hermandad de Álava” (además de Vitoria, Miranda de Ebro, Sajazarra y Salvatierra), aunque la alegría duro poco puesto que antes del año 1481, esta y Miranda de Ebro paso a donde estamos ahora. Tuvo gran intervención en la Guerra de Independencia por su fortaleza de Santa Engracia (todavía hay restos y recomendable ir), gran enclave, que cayó a manos españolas cuando se rindieron los gabachos en 1813. Para saber más, ya sabéis, a la biblioteca a husmear los libros de historia, que no muerden.




A mí, personalmente me encanta este pueblo. Pasear por sus calles y soportales. Y como esta en plenos montes Obarenes, te puedes hacer unas rutas del carajo. También, subo a la fortaleza de Santa Engracia, donde, si el día es claro, se pueden divisar todas las merindades, es más, se puede ver hasta Miranda de Ebro (donde resido). Aquí es donde pruebo cualquier nueva emulsión que cae en mis manos y en cualquier formato (35mm, 6x6, placas…). La verdad es que me encuentro muy a gusto en él, y los visitantes que van, también.




Ya seas fotógrafo de paisajes como de entorno urbano, este es un sitio donde tirar, y en cualquier época del año, en cualquier rincón tienes algo con lo que componer la instantánea. Y en cualquier época del año. Totalmente recomendable, un lugar maravilloso para perderse y contemplar la inmensidad...



(Fotos realizadas por el autor del blog. Todos los derechos reservados)

Hablando en plata (I)


(Foto realizada por el autor del blog. Todos los derechos reservados)

sábado, 29 de diciembre de 2012

“Andar de día, que la nouche ye mía”

Siempre hay historias. Historias para no dormir o historias para que te fueras a dormir. A mi güela solo le bastaban decir dos frases para que dejáramos de hacer el cafre (en el pueblo siempre se asalvajaba uno, bueno, y cada vez que voy, también lo sigo haciendo) depende donde estaríamos haciéndolo (el cafre se entiende) en ese momento. Si era dentro de casa decía “subid a la cama pitando” mientras su mano hacia el amago de coger la vara de avellano que estaba encima de la mesa por si nos negábamos hacerlo o la tomáramos por el pito de un sereno (que era la costumbre). Y si estábamos fuera, decía “vamos para dentro a ver si os vais a topar conla Huostica (es como se conoce en el concejo de Cabrales a la Güestia, y a esta última, fuera de Asturias, se la conoce por la Santa Compaña, una procesión de almas en pena)”. Era con esta última con la que subíamos a toda pastilla (más si cabe que con la amenaza de la vara de avellano) a dormir. Porque hay historias, que no se saben si son ciertas o no, pero con algunas (y en concreto esta) es mejor no comprobar si son ciertas…




Mi pueblo digamos que no disfruta de un alumbrado público decente, es muy oscuro, muy dado para hacer de nuestras gamberradas. Una noche, yendo hacia casa, vimos a lo lejos unas luces que lentamente se nos aceraban hacia nosotros. Ya habíamos oído las historias que contaban el folklore, los paisanos y nuestra abuela, y claro, de críos somos unos completos ignorantes, y aparte de ser felices, somos unos inconscientes del carajo, vamos, que no vemos el peligro, y allá que fuimos, directos aquellas luces, por curiosidad científica (es un decir lo de “científica”). Cuando la distancia se fue acortando, la luz de las antorchas dejaba entrever a sus portadores. Iban encapuchados y envueltos en sudarios blancos como la nieve, con un caminar lento, un caminar agotado. Fue cuando a pocos metros de nosotros vimos que las antorchas no eran tales, sino que eran huesos envueltos en su parte superior en llamas cuya luz a esa distancia nos dejó ver el interior de la capucha del sudario. Y fue la visión del interior la que nos indujo a pegar un salto hacia atrás y dejar paso libre a aquella procesión, fue la visión del rostro del portador la que nos dejó helados y sin poder articular palabra, ni siquiera un grito de terror. Era una calavera todavía con la piel pegada y reseca sobre ella, todavía conservaba sus ojos, que nos miraba pero no nos veía, vacíos, apagados…




Según pasaban esas almas en pena, giraban sus cabezas hacia donde estábamos paralizados por el miedo, mostrando el interior de las capuchas con la tenue luz del fuego de sus cirios de hueso. Unos solo eran solo huesos, otro en cambio parecían recién entrados en la Huostica. Queríamos apartar la mirada y cerrar los ojos, contando los segundos que parecían eternos para que aquella maléfica procesión pasara de largo y se acabara todo, pero de repente, unos brazos se extendieron y agarrándonos una voz ronca salió de aquel sudario y nos dijo “divos lo más rápido que podáis a casa, que vamos faer que nun vos vimos… nun miréis escontra tras y procurái nun volver atopar vos con nós otra nueche, esta vegada llibráis porque yo soi'l vuesu güelu”. Y sin más, nos soltó y siguió su camino. Como es normal, nosotros le hicimos caso y fuimos lo más rápido a casa, corrimos hacia la habitación y vestidos y todo nos metimos en la misma cama con las sabanas y mantas hasta la cabeza… Y es a día de hoy, que cada vez que vamos por el pueblo por la noche y vemos unas luces a lo lejos, corremos hacia el lado contrario, o nos escondemos detrás de un muro (o lo que sea) cercano. Y todavía seguimos llevando cada vez que salimos de noche una tiza en el bolsillo. Pero solo son eso, Historias…



(Fotos realizadas por el autor del blog. Todos los derechos reservados)

Vamonos de paseo Afotografico (I)


Y vamos con la primera entrada, que va de fotografía. Hay dos sitios en los que me gusta perderme, uno, es Pancorbo y otro es, Frías. Y hoy nos vamos al segundo. Frías es una ciudad (si, si, ciudad) medieval en las Merindades de la provincia de Burgos (tirando pal norte) en pleno valle de Tobalina. No me voy a andar con la historia, pero como datos, decir que aparece nombrada en el año 867, que perteneció al Conde Sancho Gracia, y a la muerte de este, paso a manos Navarras hasta en 1202 el rey Alfonso VIII otorga unos fueros y pasa a depender de Castilla. En el año 1435, Juan II le concede el título de Ciudad. En el año 1492, los reyes Católicos crean el Ducado de Frías para los Velasco. Para más información, buscar en los libros de historia…




Pero a lo que vamos… Es una ciudad muy fotogénica, su callejuelas medievales, su castillo, sus casas colgantes su iglesia de San Vicente (lástima que esta por dentro no se puede fotografiar, no sé si habrá que “pagar peaje” o cualquier otra cosa, me informare)… Vamos, todo el pueblo, y como esta en lo alto de un cerro, las vistas son maravillosas. Es una maravilla pasear en él. Por no olvidarnos su puente medieval del siglo XIV que esta ahi bien majo. Un lugar maravilloso donde perderse (hay un bar debajo de unos soportales que ponen unos almuerzos de huevos, patatas, panceta y chorizo, todo ello frito, de toma pan y moja dos o tres veces) y pasar el día afototando. Tanto para los “paisajistas” como “urbanistas”. Y en cualquier época del año.




(Fotos realizadas por el autor del blog. Todos los derechos reservados)