La ruta planeada de hoy era, monasterio San Pedro de Arlanza, Covarrubias y Santo Domingo de Silos. A la primera parada, llegue justo a la hora de abrir a las visitas, las 10 de la mañana, pero el responsable, llegaría tarde, puesto que estuve casi tres cuartos de hora y ahí no aparecía, así que me fui a Covarrubias. Allí, lo que me encuentro, es que la oficina de turismo está cerrada (se ve que los responsables están de vacaciones o entre semana no abren. Y es una pena, porque se encuentra en un palacio impresionante y era de merecer visitar su interior). Así que me voy a tomar un cafetín donde la información y folletos me las da amablemente el responsable del restaurante-pensión “Casa Galín”, que desde aquí le agradezco la información y amabilidad recibida. La mayoría de sitios de interés histórico y patrimonial, cerrados. El torreón, solo abre los fines de semana y la iglesia de Santo Tomas, según me ha dicho un guía (muy majo él) solo suele abrir en verano y la ermita de San Olav, también los fines de semana. Así que dejare el resto del paseo para otro día que vaya, y esta vez en fin de semana y verano, aunque haya aglomeración de gentío… Después, volví al monasterio, que ahora sí que estaba el responsable y entre la explicación del chico, las fotos, y que me quede un buen rato por la paz que se respiraba, pues como que ya era tarde para ir a Silos…
Pero vamos a lo que importa, al paseo de esta entrada: Covarrubias.
Esta villa tiene solera, y mucha. Se han encontrado vestigios de culturas paleolíticas, celtiberas y romanas, pero el origen de esta, es medieval, fundada por el rey Chindasvinto, allá por el S. VII. Sus murallas no duraron mucho, puesto que fueron destruidas en el 737.
Según se fueron los Visigodos, aparecieron los árabes que por esa época estaban pululando por la península (aunque nos tocaron un poco las pelotas tuvimos un progreso cultural y tecnológico del carajo), hasta que llego el primer conde independiente de Castilla, Fernán González, quien él solito (con la ayuda de sus soldados, claro), unifico Castilla. Pero fue su hijo, García Fernández, quien compro la villa a los monjes y funda el Infantado de Covarrubias el 24 de noviembre del 978, convirtiéndose en la capital de un extenso territorio independiente (gran parte de las provincias actuales de Burgos, Santander, Álava, Logroño y Palencia, que en sus comienzos comprendería setenta villas e iglesias, veinte monasterios, infinidad de caseríos, quintas, montes, prados, pozos de sal…) con jurisdicción propia en lo eclesiástico, en lo civil y penal gozando a su vez de exenciones tributarias privilegiadas. Y así concluyo un poco de sus comienzos… Pá saber más, ya sabéis, los libros de historia, que están para algo.
Covarrubias es el “santo grial” de los fotógrafos de arquitectura, puesto que aquí, es donde encontramos el máximo exponente de la arquitectura tradicional castellana. Nada mejor que perderse (literalmente, no se la cantidad de vueltas que he dado para encontrarme) por sus callejuelas, plazas y observar (y en nuestro caso, también afotar) los singulares edificios.
Y a la ex-colegiata que nos dirigimos. El templo actual es del S. XV, tiene tres naves y cuatro capillas, un claustro del S. XVI, un órgano del S. XVII (el más antiguo de Castilla y León con todas sus piezas originales funcionando y sonando. La misa del mediodía de los domingos, lo hacen sonar) y altares barrocos del S.XVIII. El museo acoge capiteles románicos, tablas de Berruguete y Van Eyck, y un tríptico de la adoración de los tres reye magos del S. XV atribuido a un discípulo de Gil de Siloé (dicen que es maravilloso). La entrada al museo es gratuita y las visitas son guiadas (el guía, majísimo y amabilísimo) y a cada hora. Una pena no haberme dado tiempo a visitarlo, pero como he de volver a la villa, me lo apunto.
Y en ese museo, es donde está enterrada el cuerpo de una
princesa Noruega, la princesa Kristina. Y claro, te hace pensar, ¿Qué carajo
hace una princesa de tan lejanas (y heladas) tierras en Castilla? Pues aquí,
voy a contar un poquito de historia, que merece la pena. El rey Haakon IV de
Noruega, quería abrir rutas comerciales por Europa y así quitarse el San Benito
de que los noruegos eran unos salvajes saqueadores por aquello de los Vikingos
y tal. Y aquí, el rey Alfonso X “el Sabio” quería coronarse rey del Sacro
Imperio. Pues ya está, me caso con tu hija Kristina (y así de paso repudio a mi
mujer Doña Violante, que no me da descendencia), tú me das apoyo para conseguir
mi corona del Sacro Imperio y yo te abro rutas comerciales en Europa. Trato al
canto. Y en otoño de 1257 una enorme nave vikinga se hizo a la mar desde el
puerto de Tønsberg (actual ciudad hermandad con Covarrubias). Pero claro, en
aquella época había mucho actividad pirata, y la dote que llevaba la princesa
consigo era una bonita suma de oro, pieles de gran calidad, plata… Así que
pararon en la Bretaña y siguieron por tierra. Dado que las comunicaciones y
estados de la carretera no eran muy buenas en aquella época (se perdió mucho
con los romanos…) y aparte de la dote, la princesa llevaba un sequito de altos
dignatarios del reino noruego, encabezados por el obispo Pedro de Hamar,
nobles, damas y un centenar de caballeros (encargados de la seguridad)… Pues
cuando llegaron, el bueno de “el Sabio”, que durante la espera no había parado
de intentarlo, tuvo a Berenguela (más tarde tendría otros 10 hijos más). ¿Qué hacer
con Kristina? ¿Mandarla pá casa y echar por tierra todos los tratados? Pues
como que no, así que enganchó a su hermano el Infante Don Felipe de Castilla,
al que obligo a quitarse los hábitos (abad de la Colegiata de Covarrubias y arzobispo de Sevilla). Y según crónicas de
la época, me imagino que no le costaría mucho colgarlos (aunque dicen que lo
hizo a regañadientes, tonto de él…): “ojos azules como nuestro cielo, cabellos
como nuestro sol, y tez como la nieve de los montes escandinavos”.Se casaron en Valladolid el 31 de marzo de 1258 y marcharon
a vivir a Sevilla. Y poco duro, porque la princesa murió en 1262 sin dejar
descendencia. Según crónicas de la época: “porque le faltaban el frío de su
país, su gente, su pasado, y le sobraban el calor asfixiante del Guadalquivir,
la corte castellana y su incierto futuro”. Esa es la teoría romántica, puesto
que hay otras teorías que dicen que fue por enfermedad, y otra, y que dicen que
es la más probable, es que la mujer de Alfonso, Violante, la enveneno por celos
e incitación al adulterio (se ve que Kristina y Alfonso se enamoraron nada más
verse, y se convirtieron en amantes) y encima tiene antecedentes, ya que se
cargó a su hermana Doña Constanza envenenándola. Bueno, el caso es que el
infante la hizo enterrar en la colegiata en la que fue el abad y al morir prometió
levantar una capilla (la promesa la hizo también cuando se casaron) en un
enclave natural de privilegio en honor a San Olav. Promesa que por una cosa u
otra, no se cumplió. Hasta hace bien poco, puesto que la Fundación Princesa
Kristina, el 18 de septiembre del 2011 y con personalidades de Castilla y León
y la ministra de cultura Noruega inauguraban la prometida capilla a San Olav. Más
vale tarde que nunca, aunque sea casi 750 años después…
Y lo que resulta curioso, que el sepulcro de Kristina en
Covarrubias, era cultura popular, rumores, historias de los aldeanos nunca
confirmadas. Hasta el año 1958, que un operario (vamos, un albañil de toda la
vida) haciendo labores de mantenimiento del claustro, abrieron el sarcófago y
el susto del pobre fue del carajo, puesto que en el interior apareció la momia con el pelo amarillo, las
uñas rosadas y los dientes aún blancos. Con las ropas incorruptas, y que por
sus bordados era de pensar el alto
linaje. El cuerpo momificado que allí apareció medía 1,70 centímetros, una
altura inusual para las mozas castellanas de la época, pero lo normal de las
mozas de aquellos lares tan norteños. Ya no había duda de la identidad de la
momia y de que Kristina fue sepultada e Covarrubias…
Y termino, que menudo tostón he soltado hoy, un lugar
al que hay que visitar.
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