Pues lo que iba a ser una salida fotográfica de lo más rápida,
se ha convertido en un cumulo de despropósitos muy raro… Y todo ello gracias a
la tecnología. Pero bueno, vamos a lo que nos acontece…
Hoy, me he ido a sacar un par de afotos al conjunto histórico de Quejana, en el valle de Ayala, casi la frontera de Araba con Burgos.
Hoy, me he ido a sacar un par de afotos al conjunto histórico de Quejana, en el valle de Ayala, casi la frontera de Araba con Burgos.
Los Ayala fueron una estirpe muy importante y poderosa, pero como siempre, no me voy a andar con historia (y menos con esta gran familia, que es larga), que para eso están los libros. Aun así, a modo de juego, dejo la pregunta: “toda familia tiene una oveja negra, ¿Quién fue la de la estirpe de los Ayala?”
Este conjunto, se basa en muchas construcciones adosadas a través
del tiempo. Primero palacio-fuerte, más tarde se añadió un convento de monjas
dominicas, que hasta bien pocos años, las 4 o 5 que quedaban (ya no hay vocación),
se las traslado a Donostia, abandonado su lugar después de 500 años de nada… Al
entrar, se ve que es un caos de muros, puertas, patios interiores por esas
modificaciones sufridas a lo largo del tiempo.
Cuando aparque al lado del conjunto, entre por la puerta del
palacio, a lo que es la sala de información y turismo donde una mozuca muy maja
et agradable me atendió perfectamente. De ahí pasas al museo, que mediante
maquetas, paneles informativos te explican la historia de la familia y el
conjunto. Lo que me sorprendió fue ver objetos originales de la época y
manuscritos (también de la época) escritos y firmados por el mismísimo Canciller.
La entrada al museo es gratuita.
Pero a lo que vamos, al plato fuerte, a la tumba del
Canciller. Pedro López de Ayala, más conocido como el “Canciller Ayala”. Nacido
en Vitoria en el año 1337 y fallecido en el año 1407 en Calahorra, a los 70
años de edad, nada mal para la época, dicho sea de paso. Poeta, historiador y
estadista del Reino de Castilla. Y si era menester, “reparte-mandoblazos”, que
en aquella época una cosa no quitaba la otra. Y como siempre, para saber más de
este hombre, a consultar los libros, que no hacen daño, y yo, voy al tema…
Para ver la capilla donde reposan los restos de este noble,
la moza, tiene que llamar al cura, puesto que como San Pedro, él tiene las
llaves, ya se sabe, todo queda en el gremio… Y quiero agradecerle, que haya
sacado tiempo para enseñarme la capilla, puesto que estaba liado con las cuentas de las
parroquias a su cargo, y me hizo el favor de abrirme para visitar. También es
el encargado de la torre (la capilla está en la base de esta), pero al estar
liado, le dije que no se preocupara, que vendría otro día. Y también agradecerle
que me permitiera sacar fotos.
A lo que voy, Ayala, como hombre sabedor del futuro que
corremos todos (sin excepción), en vida mando tallar su mausoleo a Toledo, y lo
que es más curioso aun (y único en el País Vasco) en alabastro. Y he de decir
que impresiona, tiene una complejidad enorme y un detalle, que para la época,
es increíble. Parece mentira que hoy en día, a pesar de la tecnología y
herramientas a nuestro alcance, no seamos capaces de reproducir una cosa así. No pongo más fotos para que vayáis a verlo, es algo que hay que ir una vez en la vida, porque te deja sin palabras, es digno de admirar, un regalo para los sentidos. En serio, hay que verlo. Un servidor, ha tenido el placer de ver muchas tumbas nobles, pero nunca, nunca, he visto una tan exquisitamente tallada. Muy detallada. Todavía estoy perplejo.
El retablo de la capilla (una copia, el original se encuentra en Chicago, que no sé qué carajo hace allí, la verdad), también es digno de admiración.
Terminada la visita me dispongo a volver a mi ciudad, pero
no sé por qué, el GPS se vuelve tarumba y me hace una ruta turística rara, muy
rara… En vez de mandarme para el sur, me manda para el norte, y ojo, por unas
carreteras (si se les puede llamar así), que ponen a prueba los neumáticos,
amortiguadores y la habilidad del conductor (sobre todo con el mal tiempo que
ha hecho hoy). Pero eso sí, unos paisajes que preciosos.
Más de una vez me he tenido que parar para verlos en
detalle, sentarme en el capó del coche y embriagarme del olor de la hierba
mojada, el olor de la lluvia, y perderme por esas laderas verdes de pastos y
bosques que la niebla dejaba entrever. La verdad que lo necesitaba. Poner un
poco de calma en la tormenta del mar de pensamientos de mi cabeza, aunque sea
por un poco espacio de tiempo… Y entre para y arranca llego a un pueblo llamado
Artziniega, donde me meto a tomar un par de cafeses y pedir indicaciones de
donde carajo estoy a la guapísima (y nada mal de cuerpo) camarera, que muy
amablemente y desatendiendo la barra, me acompaña afuera para darme mejor las
indicaciones a seguir a un nuevo destino impensado (y cercano, a 10 minutos): Balmaseda.
Famosa por su puente medieval y por la fábrica de boinas.
Tenía pensado venir a fotografiar el puente algún día, y mira, que casualidad.
A la fábrica de boinas, por tiempo, no pude visitarla, me lo apunto para la
próxima.Y ya
hare una entrada más detalla para esta localidad...
Con las horas que eran y ya rugiéndome el estómago, me pongo
en marcha hacia Miranda, pero en vez de hacer caso a mi instinto (ir a Bilbo y de alli coger la autopista hacia Vitoria y para despues en autovia a Miranda), pongo de
nuevo el GPS, tonto de mi (o gelipoyas)… Me la vuelve a liar y mientras en el
cacharro ponía “carretera sin nombre” yo ya ni sabía dónde estaba. Hasta que a
lo lejos vi un cartel de esos de dirección que ponía “Espinosa de los Monteros”
a tanto. Joder, el maldito chisme me ha traído por las Merindades, y yo sin
tiempo para parar hacer fotos (próximas entradas de esta sección, las
merindades). Excepto una, con Medina de Pomar al fondo…
Ya sabiendo donde estaba, apague el puñetero GPS, me puse el cedé de los “creedence” y a tirar kilómetros, con alegría a casa. Toda una aventura por la tecnología, la mierda de tecnología, que no se si ayuda o jode más. Me hubiera ido mejor con los mapas en papel de toda la vida, no sé por qué hice caso a mi madre y los quite por el puñetero GPS…
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